viernes, 18 de julio de 2014

NELSON MANDELA UN GRAN LIDER.

Inicios humildes
El viaje de Mandela comenzó en la pequeña aldea de Mvezo. Su padre murió cuando tenía nueve años, y se convirtió en pupilo de un jefe tribal, que le dio una educación formal.
 
Mandela asistió a la escuela en Qunu. Donde su maestro  le dio el nombre de Nelson porque se acostumbraba dar un nombre "cristiano" a todos los niños de la escuela.
 
De joven, conoció a muchas de las personas con quienes emprendería la misión de cambiar Sudáfrica. Asistió brevemente a la Universidad de Fort Hare, pero lo expulsaron por participar en un boicot con Oliver Tambo, con quien más tarde fundó un bufete de abogados.
En los años siguientes, terminó el bachillerato por correspondencia y estudió Derecho en la Universidad de Witwatersrand in Johannesburgo.
 
En 1941, Mandela conoció a Walter Sisulu, quien le ayudó a seguir con sus estudios y se convirtió en su amigo de toda la vida. Tres años después de que se conocieran, formaron la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANC) con la esperanza de transformar la organización en un movimiento más radical. Estaban inconformes con el Congreso Nacional Africano y con su política de la vieja guardia. Este fue el comienzo del compromiso de Mandela con la lucha contra la segregación en Sudáfrica.
 
Nelson Mandela
El líder tenía prohibído leer periódicos en la cárcel. (Foto: Getty Images)

 
 
Lucha por la liberación
Su liberación fue el resultado de años de llamados internacionales encabezados por Winnie Mandela, una trabajadora social con quien se casó en 1958, tres meses después de divorciarse de su primera esposa.
 
Mandela tenía prohibido leer periódicos, pero su esposa fue su enlace con el mundo exterior, cuando el gobierno de la minoría blanca de Sudáfrica estaba cada vez más aislado.
 
En 1988, a los 70 años, sufrió tuberculosis, una enfermedad cuyos efectos lo acosaron hasta el día de su muerte. En un acontecimiento sin precedentes, se reunió con el presidente de Sudáfrica, P.W. Botha. El cambio estaba a la vista; el sucesor de Botha, F.W. de Klerk, asumió el poder y se comprometió a negociar el fin del apartheid.
 
 
Libre al fin
 
En 1990, Mandela quedó "libre, firme y orgulloso". Sus primeras palabras sirvieron para reafirmar a sus simpatizantes del ANC que su liberación no era parte de un trato con el gobierno.
Mandela y De Klerk entablaron unas negociaciones que duraron más de tres años y resultaron en un acuerdo para compartir temporalmente el poder en los meses que antecedieron a la primera elección multirracial que se celebró en 1994.
Dejó de ser un preso político y se convirtió en un estadista que viajó por todo el mundo cabildeando para que se mantuvieran las sanciones y las presiones para terminar con el apartheid. En 1994, fue nombrado presidente de Sudáfrica en las primeras elecciones multirraciales del país.
 

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